Vuela alto actor , vuela por siempre...

Tomate un te con Voltaire y decile a Urdapilleta que no se haga el boludo, que siga creando.
¿Estas muerto de verdad? Tu espíritu abandono tu carne, esa que se movía tan fácilmente en el escenario.
Decile a Fellini que cambio el mundo y sus películas son re aclamadas.
¿Vas a cantar tango estando ahí? Podes tocar algún tema con Lennon. Imagínate a Lennon tanguero.
Capaz ahora descubras el misterio que tenia William cuando redactaba esos textos que tanto habrás imaginado.
Beckett espero a Godot?
Que envidia que te tengo!!!! Seguro vas a cebarle mate a Brecht , con Santoro al lado tirándote un poema.
Decile a Girondo que yo se volar, asi que puede amarme en paz! Que me espere, que estoy yendo. Voy a tomarme mi tiempo, capaz una vida, pero estoy yendo.
Ahora, si lo ves a Esquilo, dale una cachetada por mi. Sus textos me morfaron un cuatrimestre entero.
Hablanos desde el cielo, con esa voz tierna y clara. Contanos mas historias.
Vola en paz.
Vola por los cielos de esta loca ciudad, que te amo, te ama, te amara por siempre.
Gracias por tanto.
Ojala que donde estés, la estés pasando bomba, dando cátedra de lo mejor que haces, convertir la vida y el mas allá en arte puro.
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–¿Cómo puede aportar el arte a mejorar el país o el mundo?

–La función social es inherente al arte. La búsqueda de la belleza es la búsqueda de la justicia. No puede haber belleza si no hay justicia. La hay, pero a pesar de la injusticia. Uno dice, «¿cómo podés ponerte a escribir un poema mientras está pasando lo de Haití, por ejemplo?». El arte tiene que hacerte afinar el alma, te hace tener más nostalgia de un mundo donde el otro sea tan importante para vos como vos mismo, y donde la injusticia sea vergonzosa, donde te dé vergüenza estar haciendo teatro, saber que después salís y vas a cenar, sabiendo que hay personas que no tienen para comer. Uno se acostumbra a la injusticia, en lugar de estar continuamente acuciado por el hecho de que mientras haya injusticia uno no podría estar tranquilo. Por eso uno cree en la alegría y no en la felicidad. Uno puede estar alegre en un momento y no saber por qué pero es un rato. Esos son los momentos donde uno se acerca a la alegría. Pero la felicidad sería un estado fuera de la realidad, tuyo solamente, cerrado, mirándote a vos mismo o lo que te conviene de vos mismo, en un lugar donde no prestes atención ni a tus propias necesidades.

Es difícil de explicar, por suerte los poetas dicen con síntesis, con hondura y con belleza lo que uno tartamudea. Nosotros podemos estar toda la vida tartamudeando y no nos va a salir, y ellos de pronto con una frase sintetizan estos pensamientos. Hay un texto de Eduardo Galeano que se llama «La función del arte», que dice que un niño no conocía el mar y un día le pide a su padre que lo lleve a conocerlo y éste lo lleva. Antes de llegar a la playa tienen que pasar unos médanos y de pronto ante los ojos del chico aparece aquella inmensidad, con aquellas olas enormes a lo lejos y pequeñas en las orillas, los sonidos, los olores, todo ese mundo en movimiento. Entonces el chico le dice al padre: «Papá, ayúdame a mirar». Esa es tal vez la función del arte, ayudar a mirar


Por Natalia Concina
Fuente: Revista Acción